13 ago 2016

Red Comrades Save The Galaxy (PC, 1999)

"Los alemanes son cabezas-cuadradas, los franceses creídos, los españoles vagos y los catalanes tacaños". Cuando se habla de nacionalidades, aunque sea para hacer humor, abusar de los tópicos es algo que, a éstas alturas del siglo XXI, queda feo. Muchas veces pueden tener una base cultural que puede ir más o menos desencaminada, pero por lo general suelen ser considerados como algo arcaico, ofensivo, de mal gusto, y la mayoría de los afectados querrá distanciarse de ellos lo más posible.

Luego están los rusos. Los rusos escucharán tu chiste malo sobre vodka, se reirán, y luego te contarán una versión más ofensiva de ese mismo chiste mientras te sirven otro chupito.
Prueba número uno: Stalin vs The Martians.
Prueba número dos:

Red Comrades Save the Galaxy


Red Comrades Save the Galaxy (Петька и Василий Иванович спасают галактику / Petka y Vasily Ivanovich salvan la galaxia) es una aventura gráfica point & click desarrollada y publicada en Rusia en 1999, la primera de una prolífica saga que en 2009 sacaría al mercado su novena (y hasta ahora última) entrega. Sí, habéis leído bien; nueve entregas en apenas once años, y ninguna de ellas había sido traducida o publicada fuera de su tierra natal hasta febrero de éste mismo año, cuando una edición mejorada de la primera parte llegó a Steam. No pudiendo contener mi curiosidad ante una de las joyas de la corona la videojuego ruso, me hice con él... Y era todo lo que había imaginado y más. Mucho más. En el peor de los sentidos.

Vasily Ivanovich y su subalterno, Peter. Nuestros héroes.


Más ruso que las zapatillas de ballet de Putin.

1918. Bosquenegro, en algún lugar de Rusia. Tras una borrachera importante, Peter, un soldado del ejército rojo, y su comandante, Vasily, pierden la bandera de su pelotón. Todo indica que está en manos del malvado ejército antirrevolucionario, apostado al otro lado del río, así que deciden ir a recuperarla con la ayuda de Anka, una espía que ejerce de prostituta en un burdel en territorio enemigo. Por el camino conocerán todo tipo de perdedores, borrachos y colgados, y descubrirán que todo forma parte de una conspiración alienígena para acabar con la raza humana.

No os voy a mentir, la sinopsis del juego es espectacular. Pero superada la locura inicial, la primera impresión de Red Comrades es que se trata de un juego bastante feo, aunque hasta cierto punto resulta intencionado. Pero sólo hasta cierto punto. Me explico: todo el juego está dibujado con un estilo muy chabacano, de caricatura casposa, que aunque eche muy para atrás, en realidad encaja bastante con la temática del juego, y tanto los fondos como nuestros dos protagonistas son bastante detallados y cuentan con un buen número de animaciones diferentes según la acción que estén llevando a cabo, algo poco habitual en el género. El problema viene cuando, en contraste, muchos de los personajes secundarios parecen hechos literalmente con el MS Paint, algo que se nota sobre todo en movimiento. Si luego encima lo comparamos con Anka, el tercer personaje jugable, quien por alguna razón está dibujada en un estilo realista que no encaja con nada... nos queda un todo que, pese al esfuerzo llevado a cabo, queda muy cutre y no hay por dónde coger. Mirad las capturas de abajo y decidme que no parecen venidos de dimensiones diferentes.

Pero es que el desarrollo del juego en sí es todavía más extraño. Ni siquiera puedo llamarlo trama; son una serie de situaciones surrealistas resueltas de la forma más absurda posible que llevan a otra situación nueva totalmente idiota. Veréis, el primer objetivo del juego es cruzar la frontera sin levantar sospechas, así que lo que deciden nuestros protagonistas es transvestirse para que los guardias les dejen pasar. Esta memez es más complicada de lo que parece, y nos llevará un a tercera parte de la duración total del juego. Tendremos que, entre otras cosas: utilizar una muñeca hinchable de espantapájaros, conseguir tabaco y alcohol para un apicultor borracho, echar a unos anarquistas de una sauna mediante abejas, muñir una vaca hasta su muerte y regar con su leche una palmera para que sus cocos nos sirvan de tetas postizas. Ah, y a falta de otro disfraz de mujer, buena es la piel de la vaca muerta. A las pruebas me remito:
Nuestros héroes, convincentemente disfrazados
para atravesar la frontera
Más allá de lo hilarante que te pueda parecer el concepto "hombre vestido de mujer", que a mí me suena como muy de Los Morancos, los puzzles del juego pecan bastante de estar, por utilizar lenguaje del pueblo, hechos con el culo. En muchas situaciones (sobretodo en partes más adelantadas del juego) ni siquiera tienes un objetivo concreto, así que te limitas a coger objetos y probar cosas "porque se puede". Algo que para muchos es el mayor error que puede cometer una aventura gráfica. Que sí, que "lol random" y todo lo que tú quieras, pero resulta frustrante. Sobretodo con unos escenarios tan sobrecargados, en los que resulta difícil distinguir qué objetos se pueden coger y cuáles no. Y cuando llevas media hora dando tumbos por el bosque porque no encontrabas la ramita concreta que se supone estás buscando... Pues dejas de reírte por muchos carteles de Schwarzenegger que veas por el camino. Porque es una rama. Una rama concreta. En medio de un bosque.

Al menos te ríes. Bueno, no tanto.


Hablando de reírse, más allá de lo surrealista de muchas situaciones, hay tres tipos de bromas en Red Comrades: referencias culturales noventeras, gente tropezando y humor guarrete al estilo Larry, pero menos sutil (que ya es decir).
La primera categoría es seguramente la más inspirada, estando el juego plagado de referencias de todo tipo: carteles de películas, cantantes, e incluso un cuadro de Vladimir Putin. Hasta se atreven con referencias a otros videojuegos: un cartel de Doom, una estatua con la cabeza de Ben (de Full Throttle) o una mención a Roger Wilco, héroe de Space Quest, son algunas de las coñas que, por lo menos, te sacarán alguna sonrisa.
Una pena que el resto del juego alterne entre "Se ha dado con el canto de una mesa" y "Mira, ha dicho teta. ¡Anda, una teta!". Porque si el primer tercio del juego consistía en transvestirse, el segundo nos lleva a ser Anka, una espía / prostituta S&M en un burdel al otro lado de la frontera. Aunque espiar va a espiar poco. Estaremos más pendientes de drogar hasta la inconsciencia a una de nuestras compañeras para robarle sus clientes o de entregar a un señor chino estereotipado un cargamento de cocaína para que nos deje entrar en su fumadero de opio. Todo muy correcto. De hecho, mientras escribo me doy cuenta de que, excepto una tendera, todos los personajes femeninos del juego son prostitutas. Muy Frank Miller, ¿no?

Eventualmente tomaremos de nuevo el control de nuestra pareja de soldados y llegaremos a la tercera parte del juego, en la que cualquier pretensión de lógica o coherencia interna se irá de vacaciones cuando, tras llevar a cabo por accidente un ritual satánico y hacernos con un remo custodiado por un budista en proceso de iluminación, conoceremos la conspiración alienígena, que detendremos viajando unos meses al pasado y con la promesa (o amenaza) de nuevas aventuras.
Me remito a mi argumento anterior: no tiene nada de malo que una aventura tenga sus momentos surrealistas para generar humor. Sin ir más lejos, Day of the Tentacle, la que es para mí campeona del género, tiene en su haber varios momentos que rallan la locura. Joder, en ese juego metes una momia maquillada a participar en un concurso de belleza. Pero incluso esas situaciones giran acorde a una lógica interna que es establecida por el juego, aunque sea una lógica de dibujo animado. Red Comrades no tiene nada de eso. En Red Comrades la única forma de avanzar es ir probando cosas al tuntún hasta dar con la retorcida solución que un programador decidió que era la más absurda, y por tanto, "divertida". Y la mitad de veces sin saber siquiera que, para empezar, ese era tu objetivo. Así que las risas muy pronto se ven sustituidas por la frustración.

¡Basado en hechos reales! Más o menos.


¡Vasily Ivanovich Chapaev, el comandante protagonista, es un personaje histórico real! Concretamente fue un comandante del ejército rojo durante la Guerra Civil Rusa. En 1934 se rodó Chapaev, una película en la que se cuentan sus hazañas y las de sus dos ayudantes Petka y Anka. Tal fue el éxito de la película que el trío pasó a formar parte del folklore ruso, hasta el punto en que hay incluso un tipo de chistes sobre ellos. El propio juego tiene un par de bromas a su costa, con Peter haciendo comentarios ominosos cada vez que ve un río (se sabe que Chapaev murió al cruzar a nado el río Ural mientras escapaba de una emboscada enemiga).

¡¿Quién ha sido?!


S.K.I.F. era una pequeña compañía de software ruso que se dedicaba a publicar enciclopedias en formato CD-ROM a finales de los 90, hasta que se atrevieron a desarrollar su primer juego bajo el amparo de Buka Entertainment, una de las más importantes distribuidoras de software en Rusia. Unos meses después de desarrollar Red Comrades crearon su secuela, y en 2001 el estudio se deshizo, quedando la saga en manos de Buka. Algunos de sus miembros fundaron después Primal Entertainment, aunque no me consta que hicieran nada especialmente digno de mención.


Bueno o no (aunque ya os digo yo que no), el juego tuvo en Rusia un éxito importante pese a sus modestos orígenes, y generó ocho secuelas a lo largo de los años, aunque de momento nos tenemos que conformar con la primera entrega de la franquicia (estando la segunda con la salida prevista para finales de año). La que hay en Steam es una edición remasterizada, que, además de la traducción, añade un modo "casual" que reduce considerablemente la "prueba y error" al limitar las opciones del jugador (aunque eso también reduce bastante la dificultad y duración del juego). Comentar, por cierto, que aunque los subtítulos están en inglés, las voces del juego están íntegramente en ruso.

Vulgar, cutre, chabacano, casposo, misógino, racista, ofensivo y feo. Pero, sobretodo, ruso. Red Comrades Save the Galaxy es todo eso y más. Y eso es precisamente lo que quiere ser, aunque me temo que ni toda la gloria de la revolución del camarada bolchevique pueden salvarlo ser también un juego muy, muy malo. No tengo ni idea de cómo un producto así puede ser un éxito de ventas y me gustaría hablar de una cierta barrera cultural, pero en realidad no hace falta, porque no somos tan diferentes.  Al fin y al cabo, más o menos al mismo tiempo que Red Comrades apareció en Rusia, Torrente se convirtió en la película más taquillera del cine español. Así que habrá que rendirse ante el poder de la caspa.

Dos artículos en dos semanas. Seguro que muchos no dais crédito. Es lo que pasa cuando de casualidad me topo con un juego que, además de curioso, resulta que también es horrible. ¿Jugaré a la segunda parte? Todos mis instintos me dicen que no debería, así que tal vez lo haga. El tiempo lo dirá. Hasta entonces, ¡un saludo, camaradas Ascomaníacos!

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